Algunos investigadores sitúan el origen del bordado en Oriente. En la Península se introdujo en el S. VIII con la conquista musulmana por el sur y a través de Bizancio por el norte.
A partir del s. XV se dedican al bordado los grandes conventos. La producción del bordado estaba destinada al ámbito religioso. Es a partir del s. XVII cuando se realiza el bordado destinado a la Semana Santa.
Para muchas poblaciones la celebración de la Semana Santa ha ocupado y ocupa un lugar destacado, tanto que llega a convertirse con el transcurso del tiempo en una profunda seña de identidad local. Se puede afirmar que cada ciudad de España tiene su Semana Santa y su modelo de procesión que se identifica con su pueblo, siendo para muchas poblaciones una de sus fiestas mayores.
La celebración de la Semana Santa ha experimentado un gran auge y además son recuperadas algunas tradiciones perdidas. En la actualidad, la importancia de sus ceremonias no reside solo en su carácter religioso, sino que adoptan un valor de gran alcance social y cultural.
Al pasar el tiempo, surgió competencia entre las Hermandades, en donde era un elemento fundamental el deseo de quienes participaban en el desfile de alcanzar prestigio social, la representación, es decir, el aparato escénico, se fue acrecentando con nuevos grupos y personajes que llevaban complementos y distintivos simbólicos cada vez más elaborados y cuidados.
Esta rivalidad por lograr el mayor lucimiento se manifestó prontamente en la atención prestada al atrezo y en el lujo de los trajes que vestían los figurantes, usándose tejidos más ricos, como terciopelo o sedas, a los que se le aplicaban una ornamentación bella y variada con abundantes motivos decorativos bordados.
En Sevilla, tuvo lugar la época de la generalización del uso del bordado destinado al adorno de las imágenes procesionales. Ésta técnica decorativa estuvo relacionada con el nacimiento de los desfiles bíblicos de Semana Santa, en los que, tras un primer periodo de adornos hechos principalmente a base de pasamanerías, se comenzó a aplicar el bordado en plata y oro en realce como elemento ornamental en las insignias de los Pasos y en los vestidos de los personajes que integraban el cortejo.
Así pues, los bordados en oro y plata fueron un complemento esencial para conseguir mayor atractivo en los desfiles, de ahí que esta técnica decorativa recibiera cada vez más atención y fuera trabajada con mayor esmero.
Gracias a nuestra maquinaria y a nuestros materiales de altos estándares, podrá disfrutar de esta festividad junto a su Hermandad llevando su escudo bordado en mantones, zapatillas, banderines, etc. Además, ofrecemos complementos bordados para el Nazareno, costalero, monaguillos, uniformes para bandas de música y más.
¡No esperes más y pide tu presupuesto, esta Semana Santa identifícate con tu Hermandad!